Fantástica etapa, en la que con gran emoción me reencuentro con el mar, con el Océano Atlántico. Las personas que vivimos a tocar del mar, cuando pasamos tiempo sin verlo, lo echamos mucho de menos... y en estos momentos en que empiezo a ver cumplida la totalidad de la aventura, la felicidad es indescriptible.
La llegada al mar es un momento mágico. |
También en esta ocasión modifiqué el final de la etapa. Las guías oficiales la finalizan en Corcubión, dos kilómetros más adelante de Cee, pero si lo hago así quedan dos etapas muy descompensadas. La de Lago a Corcubión con veintisiete kilómetros, y la de Corcubión a Fisterra con sólo doce kilómetros. Por lo tanto dejo la de hoy en veinticinco y la de mañana en catorce (más los tres de ida y tres de vuelta al faro, que mañana ya comentaré). Sigo diciendo que cada uno tiene la libertad de adaptar las etapas a su gusto. Por aquí hay muchos albergues y muchos menos peregrinos que antes de llegar a Santiago.
Pero no nos avancemos y disfrutemos hasta el último paso.
Cuando me dispongo a salir del albergue, cae una cortina de lluvia que nos hace permanecer a todos los peregrinos a cubierto, en el albergue, esperando a que afloje un poco. Imposible salir con tal cantidad de agua... Por fortuna no dura mucho y en cuanto baja la intensidad de la lluvia, salimos todos, y parece que la suerte nos acompaña, pues no vuelve a llover en todo el día. Eso me permite hacer fotos y disfrutar del paisaje con calma.
Sobran las palabras... |
El paisaje sigue siendo mayoritariamente rural, con pequeñas pedanías o núcleos de muy pocas casas, alternando con alguna población un poco más grande. Me encantan las construcciones antiguas (muy antiguas) con que me voy topando. Casas, iglesias, hórreos...
Hórreos muy antiguos que conservan su estructura tradicional. |
Hoy no hay grandes desniveles, sólo suaves ondulaciones, sólo destacar la dura bajada a Cee. El tiempo me acompaña, y las ganas de llegar, también, por lo que voy a buen ritmo.
Justo al pasar la población de Hospital, en una rotonda, encuentro una bifurcación del Camino a la que hay que estar atentos y decidir qué hacer. Hay dos opciones, y las dos son buenas. Una es ir primero a Muxía y luego a Fisterra, y la otra es ir directamente a Fisterra y luego a Muxía. Yo opto por ir a Fisterra.
A Fisterra o a Muxía. Las dos opciones son buenas. |
Escultura representando al monstruo Vákner. |
Me permito un rato para disfrutar de la compañía de este pajarillo... |
Con el mar a la vista, se olvidan todos los males. |
Ya alojada, duchada y relajada, aprovecho la tarde para dar una vuelta por esta magnífica población.
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