01/06/2022

Día 1 de junio - 34ª etapa - Lago - Cee

 Fantástica etapa, en la que con gran emoción me reencuentro con el mar, con el Océano Atlántico. Las personas que vivimos a tocar del mar, cuando pasamos tiempo sin verlo, lo echamos mucho de menos... y en estos momentos en que empiezo a ver cumplida la totalidad de la aventura, la felicidad es indescriptible. 

La llegada al mar es un momento mágico.
Toda la información de la etapa en este enlace:

LAGO - CEE

También en esta ocasión modifiqué el final de la etapa. Las guías oficiales la finalizan en Corcubión, dos kilómetros más adelante de Cee, pero si lo hago así quedan dos etapas muy descompensadas. La de Lago a Corcubión con veintisiete kilómetros, y la de Corcubión a Fisterra con sólo doce kilómetros.  Por lo tanto dejo la de hoy en veinticinco y la de mañana en catorce (más los tres de ida y tres de vuelta al faro, que mañana ya comentaré). Sigo diciendo que cada uno tiene la libertad de adaptar las etapas a su gusto. Por aquí hay muchos albergues y muchos menos peregrinos que antes de llegar a Santiago.

Pero no nos avancemos y disfrutemos hasta el último paso.

Cuando me dispongo a salir del albergue, cae una cortina de lluvia que nos hace permanecer a todos los peregrinos a cubierto, en el albergue, esperando a que afloje un poco. Imposible salir con tal cantidad de agua... Por fortuna no dura mucho y en cuanto baja la intensidad de la lluvia, salimos todos, y parece que la suerte nos acompaña, pues no vuelve a llover en todo el día. Eso me permite hacer fotos y disfrutar del paisaje con calma.

Sobran las palabras...

El paisaje sigue siendo mayoritariamente rural, con pequeñas pedanías o núcleos de muy pocas casas, alternando con alguna población un poco más grande. Me encantan las construcciones antiguas (muy antiguas) con que me voy topando. Casas, iglesias, hórreos...

Hórreos muy antiguos que conservan su estructura tradicional.

Hoy no hay grandes desniveles, sólo suaves ondulaciones, sólo destacar la dura bajada a Cee. El tiempo me acompaña, y las ganas de llegar, también, por lo que voy a buen ritmo.

Justo al pasar la población de Hospital, en una rotonda, encuentro una bifurcación del Camino a la que hay que estar atentos y decidir qué hacer. Hay dos opciones, y las dos son buenas. Una es ir primero a Muxía y luego a Fisterra, y la otra es ir directamente a Fisterra y luego a Muxía. Yo opto por ir a Fisterra.

A Fisterra o a Muxía. Las dos
opciones son buenas.
Ya en dirección a Fisterra, disfruto de espléndidos paisajes. Sigo casi en solitario. Qué diferencia con las etapas previas a la llegada a Santiago, en las que caminábamos casi todos en fila india, con estas últimas etapas hasta Fisterra, casi en solitario. 
En Figueiroa, en una encrucijada de caminos conocida como Marco do Couto, posiblemente se sitúa la mítica aparición del Vákner, una terrible bestia antropoide, similar a un hombre lobo.

Escultura representando al monstruo Vákner.

Son tierras de muchos mitos y antiquísimas leyendas, tierras en las que se mezcla la religión con las tradiciones y las leyendas cuyo origen se pierde en los albores del tiempo...
Sigo caminando, paso por el área recreativa Virgen de las Nieves, donde paro un ratito a comer un poco, y ya enfilo los últimos kilómetros, que cómo siempre son los más largos, los que parecen no acabar nunca.

Me permito un rato para disfrutar de la compañía de este pajarillo...

Cuando llego a la capilla de San Pedro Mártir se inicia una pista ya hasta Cee, que es utilizada por los habitantes de esta población para subir en peregrinación a rezar a este Santo, y que me hago a la idea de que no puede ser muy largo el camino. Unos tres kilómetros, más o menos... pero la cruda realidad se impone. Cómo cada día, al final me fallan todas las previsiones o por lo que sea se me hace largo, largo.

Con el mar a la vista, se olvidan todos los males.

Y hoy no podía fallar. No son tres, son seis, los kilómetros que faltan para llegar a Cee, y los últimos cuatro kilómetros en fuerte descenso. Algunos tramos de este vertiginoso descenso llegan a hacerse un poco pesados... Pero ya con las primeras vistas del mar y la ilusión de llegar mañana a Fisterra, llego al pueblo sin mas complicaciones.
Me alojo en A Casa da Fonte, un albergue y un trato excepcional. Toda la información del albergue la encontraréis en este enlace:


Ya alojada, duchada y relajada, aprovecho la tarde para dar una vuelta por esta magnífica población.

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