A parte de la llegada a Santiago de Compostela, esta es la etapa más emotiva y espectacular de mi aventura. Si al llegar a Santiago ya me sentí muy feliz y satisfecha, acabar de llegar al mar, al océano Atlántico, al Faro de Fisterra... es sentir que he alcanzado con éxito todos mis objetivos.
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Kilómetro 0.000- Reto superado! |
Hoy etapa de auténtico lujo. Todos los detalles en este enlace, y tener en cuenta que Cee está unos dos kilómetros antes de Corcubión. El total que yo he hecho son apenas catorce kilómetros.
CEE - FISTERRA
Claro que el auténtico final de la etapa y del Camino no está en la población de Fisterra. Para llegar al kilómetro 0,000 hay que caminar los 3,2 kilómetros que faltan, desde el centro de la población, hasta el Faro de Fisterra, por la tarde, y disfrutar de la puesta de sol, con toda su carga simbólica y emocional de auténtico final; final del día, del Camino, de la aventura vivida, de un ciclo de muchos días que han marcado mi vida para siempre. Éste es el último tramo...
FISTERRA - FARO DE FINISTERRE
Empiezo la jornada con una suave llovizna, pero no tarda en escampar, serenarse y lucir un día espléndido. Los paisajes son magníficos. La etapa de hoy transcurre por la orilla del mar, pasando por calas, playas, y pueblos de gran belleza. Rincones en los que descubro, en armoniosa combinación, construcciones muy antiguas, muchos hórreos, y zonas de nueva construcción.
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Iglesia de San Marcos, en Corcubión. |
Salgo de Cee dispuesta a disfrutar hasta el último paso de mi Camino. Cruzo toda la playa de Cee, atravieso Corcubión hasta la iglesia de San Marcos y las flechas amarillas me van guiando. Por un estrecho y encajonado sendero, entre muros de piedra, llego a una pista con un tramo en fuerte ascenso, desde donde tengo unas maravillosas vistas de toda la Ría de Corcubión. Paso por el pequeño núcleo de O Vilar y el camino se aleja del mar, pero no tarda en volver a la costa, en la Ensenada de Sardiñeiro. Magníficas calas, playas y pequeños pueblos.
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La costa esconde rincones maravillosos... |
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Y hórreos, muchos hórreos... |
Creo que podría seguir por la costa, a tocar del mar, por caminos más o menos transitables, aunque las flechas indican una pista por el interior, más o menos en paralelo a la carretera. Pero miro un mapa y veo mucho más cómodo hacer el trayecto que me falta por la carretera, no es mucho trozo, y me decanto por esta opción. Al poco de empezar a caminar, de un camino que sale del bosque y que viene de la costa, veo salir a un peregrino con el que he ido coincidiendo desde Roncesvalles. Es... creo que alemán, no nos entendemos mucho, sólo lo justo, pero me hace entender que él intentó ir por el camino costero, hasta que éste se perdió y tuvo que subir hacia la carretera, remontando un considerable desnivel. A veces mi voz interior acierta en las decisiones...
El chico se adelanta, va más rápido que yo, pero no tardo en encontrarlo de nuevo, extasiado en un nuevo mirador, con una sorprendente vista de la Playa de Langosteira, la población de Fisterra, y el Cabo Fisterra, con el Faro...
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Al fondo, el Cabo Fisterra. ¡Ya estoy aquí! |
La alegría y la felicidad desbordan todo mi ser. No sé si reír o llorar... ¡lo he conseguido! Me propuse un reto, ir de Roncesvalles a Santiago de Compostela en treinta y un días, y si me sentía con fuerzas llegar hasta Fisterra en cuatro días más, y lo he conseguido.
A Fisterra se entra despacito, saboreando los olores, los sonidos, las vistas.
Fisterra es el final del Camino, de la Tierra... y ahora toca hacer balance. De los cientos de kilómetros caminados (casi 850), de los miedos del principio, las dudas, el cansancio, el dolor de los pies, el mal tiempo... ¡todo superado!
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Puerto y población de Fisterra |
Pero sobre todo es momento para recordar, a la gente, tantas y tantas personas, y sólo algunas quedarán en mi corazón para siempre.
Los albergues, sitio en el que se aprende a convivir, a compartir, y donde debemos aprender a mostrar humildad y agradecer siempre a los hospitaleros su desinteresada labor de atender todas nuestras necesidades.
Es tiempo de agradecer a todos los que me han ayudado, con consejos, recomendaciones y palabras de apoyo.
Momento para agradecer muy especialmente a ti, Pepe, mi pareja, mi compañero en el Camino de la Vida, todas tus enseñanzas, tu respaldo y tu confianza en mi fuerza y mi empeño. Creo que sin ti no lo hubiese logrado. O tal vez sí, pero con más complicaciones, problemas, dudas... ¡Muchas gracias!
Sobre las once de la mañana llego a Fisterra. La hora perfecta para buscar la Oficina de Turismo y pedir la Fisterrana, antes de que cierren. No muy lejos encuentro alojamiento, en el albergue Arasolis. ¡Mucha atención con el albergue! Supongo que desearéis hacer como yo: ir por la tarde al faro, al final de todo, y ver la puesta de sol. En esta época y en este lugar el sol se pone a las 10'10. Aseguraros de que el albergue en el que estéis alojados se pueda entrar a partir de las 10 de la noche. Tendrá que ser en uno privado, en los públicos suelen cerrar puertas y luces a las diez. En este enlace toda la información del que yo elegí, muy bien situado, cerca de la carretera que sube al faro, y con un trato excepcional. Un gran abrazo para Juan "el Gato" Toda la información en este enlace:
Y por la tarde, con tiempo suficiente de hacer el recorrido con calma y de buscar el sitio ideal, me encamino al Faro. A parte del edificio del Faro, gran cantidad de rincones, esculturas y rituales para los que asistimos a esta puesta de sol - final de recorrido.
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Una de las piras en que era tradición quemar las botas o alguna prenda de ropa. Ahora está prohibido y se suele dejar algún recuerdo al pie de la Cruz |
Busco una piedra que esté libre y tomo posesión de ella. Faltan dos horas para que se ponga el sol y la mayoría de piedras ya están ocupadas.
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¿A que parece un indio? Lo pude localizar gracias a las indicaciones del hospitalero de Arasolis, Juan "El Gato" |
No tuve mucha suerte, con la puesta de sol. A última hora, una franja de nubes que se aposentó en el horizonte, no nos permitió ver como el sol se hundía en el abismo del mar. Pero me siento muy feliz. Sea cómo sea, para mí es el mayor de los logros.
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No pude ver el sol al caer, pero fue fantástico. |
¿Fin del Camino? No, de ninguna manera. Se cierra una etapa, pero se abren otras...
El viaje no acaba , lo que conseguiste con esfuerzo ya forma parte en ti .
ResponderEliminarNuevas propuestas te seguirán retando.
El Camino de Santiago es cómo la Vida. Cuando un ramal o una vía se cierra, otros muchos se abren ante nosotros... sólo hay que saberlos encontrar.
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