20/05/2022

Consejos para prevenir y curar las ampollas

 Tal vez uno de los temas que más preocupan a los que se preparan para hacer el Camino de Santiago sea el tema de las ampollas. Parece ser que  la mayoría de los futuros peregrinos tienen asumido que las ampollas y el Camino de Santiago van de la mano. Pero esto no es cierto en absoluto. Las ampollas se pueden prevenir y no tienen porqué formarse. 

Si no puedes evitar que salgan, tendrás que saber curarlas.

Cómo prevenir las ampollas

Hay una serie de consejos  que, si los sigues correctamente, te evitarán la formación de ampollas.

1 - Lo más importante: No estrenar calzado al iniciar el Camino. ¡Jamás! 

El calzado recién comprado es rígido, el tejido áspero y puede causar rozaduras. No está adaptado a tus pies. No es lo mismo ponerte unas botas recién compradas un sólo día, aunque sea para una larga caminata, que usarlas un día tras otro, recorriendo un montón de kilómetros y en diferentes condiciones climáticas.

Tienes que "domar" el calzado. Tienes que conseguir que se adapte a tu pie a la perfección, y que los tejidos y acolchados pierdan su rigidez inicial.

2 - Entrenar con el calzado que vayas a llevar al Camino.

Por descontado que la mejor manera de domar el calzado es a lo largo del entreno que debes llevar a cabo antes de iniciar esta aventura. De esta manera también te darás cuenta de si has acertado o no en la elección del calzado, y si no te fuera del todo bien. aun podrías comprar otro tipo de calzado más adecuado. También por eso es tan importante el entreno previo.

3 - Probar y comprobar que el calzado es el adecuado.

Cuando estés en la tienda eligiendo el calzado, también tendrás que asegurarte de que la talla es la correcta. Deberás tener en cuenta cosas cómo la anchura de tu  pie, su altura, y el grosor de los calcetines, pensando que, casi seguro, los pies se te hincharán un poco.

4 - Usar Vaselina antes de ponerte los calcetines por la mañana.

Hay bastante polémica en este asunto, pero creo que mayoritariamente está del todo aceptado que la vaselina es mano de santo. Por la mañana, antes de ponerte el calcetín, los pies bien untados con vaselina. Esto hará que el calcetín "resbale" por tu pie, que no se quede encallado y que las posibles pequeñas arrugas no te hagan rozaduras. Yo recomiendo este producto por mi experiencia a lo largo de 36 días consecutivos caminando. Hay otros productos, pero desconozco su efectividad. Lo que sí he conocido a lo largo del camino, es a muchos peregrinos que desconocían la vaselina, y sus ampollas eran monumentales. 

También he podido comprobar que, para mucha gente, el Camino es sinónimo de ampollas y de sufrimiento, sobre todo en el tema pies. Y te aseguro que esto es rotundamente falso.

5 - Durante la etapa: al más mínimo roce, párate, descálzate y mira qué pasa.

Otro punto muy importante. Inicias el Camino con calzado ya usado, te has untado bien con vaselina y empiezas a andar. Cualquier día, puede suceder que, a mitad de la etapa, empieces a notar una pequeña rozadura. Muy importante, párate inmediatamente, sácate la bota y el calcetín y averigua qué pasa en tu pie. Nunca es descartable una incipiente ampolla. El sudor por un día muy caluroso, la humedad por lluvia o una arruga en el calcetín, son los principales factores que propician una llaga. Si actúas al más mínimo síntoma, puedes solucionar el problema con una pequeña cura o una simple tirita, antes de que los males vayan a peor.

6 - Al final de las etapas, lava bien los pies y sécalos minuciosamente.

Debes mantener una buena higiene de los pies, sobre todo en los pliegues entre los dedos, secándolos perfectamente para que no conserven la humedad y si puedes, tenlos toda la tarde al aire, con unas sandalias. Si hace frío, puedes ponerte unos calcetines finos. La cuestión es que el pie respire al máximo. 

Nada cómo un buen masaje para descansar los pies. Y si puede ser
con una crema refrescante o antiinflamatoria... mejor!

Para calmar unos pies doloridos usa una buena crema antiinflamatoria, refrescante o calmante. Incluso puedes acompañarla de algún ibuprofeno en el caso de fuerte dolor. Yo tuve que hacerlo los primeros días. Tengo juanetes, dedos en forma de garra, y pie palmeado, a parte de que llevo plantillas. Tuve que recurrir a antiinflamatorios la primera semana. Luego... o bien mis pies se acostumbraron a caminar cada día, o yo me acostumbré a sus quejas y al final ya no les hacía caso. Lo cierto es que, al masajearlos con la vaselina y al ponerme las botas por la mañana, me los sentía muy doloridos. Luego, cuando empezaba a caminar, a disfrutar de la belleza del Camino, o a hablar con otros peregrinos, no me acordaba de ellos y el dolor se difuminaba hasta casi desaparecer.

7 - Los calcetines.

Invierte en los calcetines. No te sepa mal comprar calcetines caros por que te pueden salvar el Camino. Y cuando digo caros, lo digo referente a su calidad, no a su marca. Que sean sin costuras para que éstas no te produzcan roces y llagas. Que se adapten a tu pie, que sean de tu talla. Y que sean adecuados a la época y condiciones climáticas en que vayas a hacer el Camino. Tienes que llevar tres o cuatro pares. Si a mitad de la etapa sientes molestias y los calcetines están húmedos por el sudor, cámbialos por unos que estén bien secos.

8 - Tipos de calzado.

La típica pregunta: ¿Bota o zapatilla baja? Yo aconsejo bota. Siempre. 

Yo apuesto siempre por unas buenas botas.

Debo aclarar que estos consejos están pensado para hacer el Camino al completo, o al menos una buena parte de él de un tirón. No es lo mismo caminar cinco días, con o sin el peso de la mochila, que caminar 36 días o mas seguidos, y con todo el peso de la mochila sobre tus espaldas.

Si haces el Camino al completo te darás cuenta que no todas las etapas son planas. Hay algunas con unas subidas y bajadas muy pedregosas y con bastante desnivel que, si no llevas los tobillos protegidos y bien sujetos, te pueden dar un buen susto en forma de torcedura o caída que incluso te puede hacer volver a casa.

Sigo hablando por mi experiencia. Practico senderismo muy a menudo, soy cómo una cabra de montaña, y tengo muy claro que, la seguridad y la protección de mis pies y tobillos es lo principal. Y si esto lo traslado al Camino, en el que he invertido mucho dinero y esfuerzo y además tengo la posibilidad de tener que volverme a casa con un esguince o rotura, antes de finalizar mi proyecto, la elección es bien clara.

9 - Lluvia y calzado mojado.

La humedad en el interior del calzado es el peor enemigo del caminante. Por lo tanto debes procurar que no entre agua en tus botas aunque llueva. Esto lo puedes conseguir con un pantalón impermeable y unas buenas polainas. Cuidadín, que las bolsas de plástico amarradas al calzado, nos pueden sacar de un apuro puntual, pero te recomiendo que salgas preparado de casa. Sobre todo en épocas en que las posibilidades de lluvia o nieve son muy elevadas, y si es necesario te lleves unas buenas polainas.

10 - Las uñas.

También es importante que las uñas estén bien cuidadas y bien recortadas. Evita a toda costa que se curven y se claven en tu dedo, o que se claven en el dedo de al lado, cómo me sucede a mí. Para ello es muy importante meter unas pequeñas tijeras en el botiquín.


Cómo curar las ampollas


Imagina que, a pesar de seguir todos los consejos al pie de la letra, de cuidar tus pies con todo el cariño del mundo, y controlar el más mínimo roce, alguna ampolla que ha pasado desapercibida te amenaza con doler y fastidiarte las próximas etapas. Puede pasar. A veces, cuando duelen, ya tienen un tamaño bastante grandecito, y toca curarlas.

Vamos a sacar el botiquín.

También en este tema hay bastante discrepancia, pero al igual que con la vaselina, hay un procedimiento aceptado por la mayoría de peregrinos y hospitaleros. Consiste en "coser" la ampolla. Para ello, tienes que llevar en el botiquín una aguja de coser y un carrete de hilo. El color... lo dejo a tu elección 😉😉

Para curar una ampolla, lo primero que debes hacer es desinfectar la zona a tratar. Con una gasa impregnada con Betadine o cualquier desinfectante que uses normalmente. La aguja también la puedes desinfectar, igual que el hilo, pasándole la gasa empapada en desinfectante.

Con esta aguja tienes que dar un par o tres de puntadas a la ampolla y cortar el hilo de manera que queden un par de centímetros por cada extremo. Por este hilo irá drenando y saliendo el agua que se forma en el interior de la ampolla. Vuelves a desinfectar con la gasa y la cubres con una tirita de tela. Aconsejo que las tiritas que lleves al Camino sean de tela y de esas que puedes cortar a la medida que necesites.

Jamás cortes la piel de la ampolla. Quedaría en carne viva y expuesta a las infecciones, te dolería muchísimo y sería muy difícil de curar. 

Tampoco recomiendo el uso de Compeed. Tal vez en un principio pareció ser la solución definitiva a las ampollas (yo misma lo utilicé en un anterior Camino), pero con el tiempo y su uso se ha comprobado que su efecto es completamente negativo. El apósito de Compid se mantiene pegado a la llaga varios días, y alguno de los componentes de su zona adhesiva hace que la piel a la que está pegado se ablande, con el riesgo de que también forme ampolla. No dudo que, para una noche de fiesta en que te rocen los zapatos pueden ir de fábula, pero para el Camino, que tienes que caminar un montón de kilómetros diarios, con un grueso calcetín y comprimido dentro de una bota, con el calor y el sudor... no son lo mejor.

Y que conste que sigo dando consejos en base a mi propia experiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario