15/05/2022

15 de Mayo - 18ª etapa - Mansilla de las Mulas - León

 Creo que en esta etapa abandonaré los caminos, pistas y carreteras completamente llanos, esos que se pierden en el horizonte, en el marco de la meseta castellana. Hoy finalizo la etapa en León, y tengo por delante algo más de 18 kilómetros y la mirada puesta en su magnífica catedral. Pero tengo que llegar, claro. Y si puede ser a una hora medianamente decente, ¡mejor!

Disfrutar de los primeros rayos del sol, uno de los momentos más 
maravillosos de cada etapa.

 Podéis seguir la etapa y toda la información en este enlace:

MANSILLA DE LAS MULAS - LEÓN

Procuro salir del albergue lo antes que puedo, aunque no con total oscuridad. Sigo fiel a mis principios y a la norma de ver por donde camino, la luz creciente del día, y poder hacer fotos de algún paisaje que me impresione. Y muchas veces, una de las mejores sensaciones al comenzar una etapa, la consigo al salir del pueblo en el que he dormido. Me gusta darme la vuelta y ver lo que dejo atrás. Os puede sorprender. Esta técnica de girarme de vez en cuando y echar un vistazo al entorno por el estoy pasando, con la perspectiva del sentido opuesto, es algo que hago muy a menudo.

Hermosos paisajes tras atravesar el río Esla.

Salir de Mansilla de las Mulas, y de todos los pueblos de tamaño reducido, es bien fácil. Suele haber una calle principal que atraviesa el pueblo y en la que están la mayoría de los albergues, la iglesia y los monumentos o rincones de interés. Y si aun tenéis miedo de perderos o no queréis estar dudando al salir del albergue, lo podéis investigar por la tarde, cuando vayáis a dar una vuelta. Confieso que yo lo hago. Al tiempo de salir a comprar o a pasear, me fijo en las señales y las calles por donde tendré que pasar por la mañana.

Señales cómo esta, flechas amarillas y otras señales,
no van a faltar en ningún pueblo

En cuatro kilómetros y medio llego a Villamoros de Mansilla, y en un par de kilómetros más a Villarente. A la entrada de Villarente hay un rincón magnífico. Una zona arbolada con una área de descanso, algunas pasarelas que me ayudan a salvar zonas húmedas y a cruzar el río Porma, un magnífico puente cuyo origen se pierde en la antigüedad y muy utilizado por los romanos al estar situado en Vía III del Itinerario Antonino. 

Puente de Villarente.

A la salida de Villarente el camino se separa unos metros de la carretera, cosa que se agradece, y sigue hasta los pueblos de Arcahueja y Valdelafuente.

llegando a Arcahueja.

Se nota que me acerco a una gran ciudad. Estoy atravesando pequeños núcleos de población, pero el aumento de la presencia de naves industriales me hace ver que el final de la etapa de hoy se va a convertir en una especie de anexo de la ciudad de León en forma de grandes polígonos y barrios periféricos de la gran ciudad.

Puente sobre el río Torío, a la entrada de León.

La entrada a León, hasta el centro de la ciudad, se me vuelve a hacer larga, muy larga. Y no es que el paisaje o los puntos de interés no sean interesantes. Lo que pasa es que, tras haber caminado ya 15 kilómetros, lo que se desea es llegar al albergue, ducharse y descansar, ni que sean diez minutitos. Y en estas ciudades, cuatro o cinco kilómetros de casco urbano, no te los quita nadie. Y si no, haced la prueba: cuando entréis en la ciudad, cuando tengáis la seguridad de que ya debéis de tener el albergue a tocar, o la Catedral, o donde os propongáis llegar, preguntad a un lugareño. Seguro que la respuesta será muy parecida a la que obtuve yo misma: "ya no falta mucho... En un par de bocacalles ya verás la Catedral. Sólo unos tres kilómetros..." ¡Tres kilómetros! 

Hay que aprovechar todas las curiosidades. Este monumento no 
tenía ninguna placa ni rótulo explicativo, pero alguien me comentó 
que se trataba de los restos de alguna muralla o edificación muy antigua.

Bueno, me armo de paciencia, y tras un breve descanso, pongo rumbo al centro de la ciudad. El pase de las grandes avenidas y edificios modernos al casco antiguo se hace de golpe, y en seguida se empieza a estar rodeados de antiguos edificios, callejones, y plazas que no pueden negar su antigüedad.

Hoy noche en el Albergue del Convento de las Carbajalas. Este es un alojamiento de carácter religioso y hombres y mujeres duermen por separado. Sí, puede parecernos que esta norma ya está muy pasada de moda, pero hay que recordar el carácter religioso del alojamiento al tratarse de un convento, y debemos respetar ésta y cualquier norma de donde nos alojemos. Toda la información de este alojamiento, que se merece un diez, en este enlace:

ALBERGUE CONVENTO DE LAS CARBAJALAS

Y hoy me ha apetecido ir a la Misa de tarde, a las Completas y ala Bendición del Peregrino. Además, he pasado un buen rato hablando con una de las monjas, originaria de Andorra. 

León se merece una buena visita, tanto por sus monumentos, de los que destaca la magnífica Catedral, cómo por las callejuelas del Barrio Húmedo, en las que se pueden degustar tapas y vinos de gran calidad.

Todo a punto para empezar la tarde con mucho gusto...

Y no lo desaprovecho. Sergio, conocedor de esta ciudad, se presta a acompañarme y mostrarme los mejores bares de tapas. Y se lo agradezco. Con un par o tres de vinos y sus respectivas tapas, ya puedo considerar que he cenado. Las raciones de esas tapas son impresionantes.

Y para acabar la jornada, una entretenida visita a la fenomenal Catedral. Increíble la belleza de sus vitrales, la decoración del claustro y todos sus rincones.

Increíbles vitrales.


El claustro de la Catedral es de una belleza excepcional.

La Catedral 


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