12/05/2022

12 de Mayo - 15ª etapa - Carrión de los Condes - Ledigos

 Etapa no muy larga, 23'6 kilómetros en llano, muy agradable. Todos los datos de la etapa en este enlace:

CARRIÓN DE LOS CONDES - LEDIGOS

La etapa "oficial" acaba unos tres kilómetros más adelante, en Terradillos de los Templarios, pero yo me quedo en Ledigos, unos tres kilómetros antes de Terradillos. Acorto en tres kilómetros la etapa de hoy, que los alargo en la de mañana, y me quedo a la par 😉

Un consejo, nunca nos creamos al cien por cien todo lo que nos cuentan de la etapa que tenemos por delante. Supuestamente hoy tenemos los 17 primeros kilómetros de camino sin nada. Sin pueblos ni tiendas ni bares... ¡Qué miedo!

Las primeras luces del día me pillan ya con unos
cuántos kilómetros andados...

De hecho, era el tema de conversación de la mayoría de peregrinos en el albergue. Una etapa en la que hay que salir con mucha agua y con comida, puesto que no podremos tomar nada hasta Calzadilla de la Cueza. Tal vez por eso, a las 4'15 de la madrugada ya había gente moviéndose por el albergue, y a las 4'30 todos en pie. Este es el día que he visto a la gente movilizarse más temprano. A las 5 ya había marchado gente. Supongo que por el tema de los 17 kilómetros hasta Calzadilla de la Cueza en que no hay nada, o para no pillar la solana en un tramo en el que tampoco abundan las sombras.

Pero ya he dicho que a veces las cosas no son tan negras cómo parece. Supuestamente eran 17 los kilómetros en que no había nada en el Camino. Pero a los 8 kilómetros de Carrión de los Condes, como surgido de la nada, un puesto ambulante de desayunos. Una grata sorpresa poder tomar café y comer alguna cosa.

Un oasis en el desierto.

También es cierto que ha sido muy buena idea salir del albergue mucho más temprano que de costumbre. A medida que voy caminando y avanzando me doy cuenta de que empieza a llover en Carrión de los Condes.
A lo lejos, a la derecha, queda Carrión. Lloviendo.

Ya recuperadas las fuerzas, sigo caminando, con calma, rodeada de campos y campos de cereal y colza. No puedo negar que empieza a ser un poco monótono tanto camino plano, largo y tanto campo de cereal, pero la zona de Castilla es así. Y con eso no quiero decir que no tenga su encanto, que no es poco. Creo que al recorrer el Camino en su totalidad es cuando podemos apreciar la cambiante belleza de todos sus tramos, y comprobar que todo el Camino en sí es una auténtica belleza.

Se agradece muchísimo llegar a Calzadilla de la Cueza y comprobar que lo primero que atrae nuestra atención es que en las primeras casas hay un bar con una gran terraza que nos está llamando a gritos. Me siento a tomar un par de cervezas con unos compis de camino y pasamos un buen rato.

Otra maravilla... Bar, terraza, cerveza... un placer.

Pero tengo que seguir. Faltan seis kilómetros para llegar a Ledigos, y el tiempo se mantiene bastante inestable, aunque por suerte no llueve. Además, acompaño a un chico que va con los pies llenos de ampollas y su paso es muy lento. 

A veces pienso que el tema ampollas no está suficientemente valorado, o que la mayoría de la gente tiene asumido (y no entiendo por qué) que las ampollas están vinculadas sí o sí al Camino de Santiago. Y no es así. No tienen porqué salir ampollas. O al menos, si salen, no tienen porqué hacerse tan grandes y dolorosas que nos hagan sufrir lo indecible o que incluso nos hagan abandonar. Mis pies caminaron más de 800 kilómetros, a un promedio de 25 kilómetros diarios. ¡y aguantaron sin ampollas! Sólo hace falta un poco de sentido común, informarse sobre el tema, y escuchar a los peregrinos que ya lo hicieron. Sus experiencias, consejos, recomendaciones... y lo más importante: ¡ponerlo en práctica! Agradezco de todo corazón los consejos que me dio Pepe, mi compañero, mientras me preparaba, me informaba y me formaba. Y desde aquí quiero dejar bien claro que, cuando tenía algún pequeño contratiempo (que fueron pocos) recordaba sus enseñanzas. ¡Y las ponía en práctica! ¡Muchas gracias, Pepe!

Nos acercamos a Ledigos

Poco a poco, paso a paso, llegamos a Ledigos, una diminuta población que me permite descansar, hablar con otros peregrinos y preparar con calma la jornada de mañana.

Me alojo en el albergue "El Palomar". Muy buen albergue. Bar restaurante, buenas instalaciones, magnífico patio interior y un trato inmejorable. Toda la información de este albergue en este enlace:

ALBERGUE EL PALOMAR

Bueno... me retiro a descansar, a ver si mañana no son tan madrugadores y me dejan dormir un poco, que no entiendo esta manía de salir a caminar antes de las cinco de la madrugada, para no ver nada, o para llegar los primeros. I gual es que me he perdido algo y ahora los que llegan primero tienen algún premio... ¡el de esperar en la puerta a que abran el albergue...!

2 comentarios:

  1. En el Camino no hay que ser liebre , más bien tortuga , el ansia y las prisas por llegar pronto , no son buenas compañeras.

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  2. Clara2/9/22

    Muy Cierto. Hay que tomarse el tiempo necesario para vivirlo...

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