Albergue de Peregrinos de Roncesvalles. Inicio el Camino Francés. |
Hoy empieza la aventura, la primera etapa del Camino. De Roncesvalles a Zubiri. Unos 22 kilómetros y con un desnivel no excesivamente considerable, pero sí rompe-piernas, en especial la última bajada hasta Zubiri, en la que se descienden casi 300 metros en poco más de tres kilómetros. Visto desde casa no parece tanto. Incluso me he visto a mí misma cómo una exagerada. Pero cuando estás allí, con los kilos de la mochila sobre tu espalda, una persistente llovizna y la expectativa de no cagarla al menos en la primera etapa, todo se vuelve más complicado de lo que es realmente.
Esta es la etapa de hoy. Cómo podéis ver, he utilizado la Revista Gronze, entre otras que iré comentando en su momento, para la preparación y planificación de las etapas y los recorridos. Podéis ver toda la información en este enlace:
Me despierto un poco sobresaltada. Veo que la gente empieza a moverse por los pasillos, no sé qué hora es y temo haberme dormido. Miro el móvil, que duerme conmigo, y veo que son sólo las seis de la mañana. De hecho es la hora que yo tenía previsto despertar y empiezo yo también a prepararme para empezar esa primera etapa hasta Zubiri. La noche anterior ya dejé todo a punto para coger el neceser, asearme un poco y vestirme conservando el orden en la mochila y sin demasiado ruido.
Creo que es esencial que, por la noche, cuando nos ponemos a dormir, dejemos todo a punto para no tener que estar armando mucho jaleo y ruido a primera hora. Sobre todo si somos de los que madrugamos mucho y nos levantamos de los primeros. Y una cosa que hay que evitar a toda costa son las puñeteras bolsa de plástico, con su característico y perturbador ruido. Existen bolsas de tela u otros materiales que son absolutamente silenciosas y que se agradecen.
Me visto, recojo las botas y me dispongo a salir a la calle. Ya cerca de la salida me percato de la cruel realidad: ¡llueve! Mi peor pesadilla se ha cumplido. Inicio en este albergue mi segundo Camino de Santiago, y por segunda vez lo hago con lluvia.
![]() |
Foto de 2014, en que también llovió el primer día. |
Echo mano de la tecnología y miro la aplicación del radar que llevo en el móvil. Parece que no va a durar mucho, por lo tanto, cómo sólo son las 6'30 y está muy obscuro, me permito esperar esa media hora que me separa de las siete, y... ¡acierto pleno! A las siete sólo queda una espesa niebla y una débil llovizna que capeo con el protector de mochila, el abrigo y el gorro de ala ancha. A esta hora ya tengo luz suficiente para hacer fotos y disfrutar del paisaje.
Bosques i rincones casi mágicos |
La niebla ofrece un bonito aspecto fantasmagórico a los bosques, y en los espacios más abiertos, parece trepar por las laderas de las montañas, ofreciéndonos preciosas estampas.
A medida que voy caminando entro en conversación con algunos peregrinos, y en seguida percibo la ilusión de esa primera etapa, o segunda si han empezado en Saint-Jean-Pied-de-Port. Para muchos no es el primer Camino que hacen, cómo yo, pero según me comentan, cada Camino es diferente. Y tienen toda la razón del mundo... hablo por mí misma, que me quedé enamorada del Camino.Hablando con unos y otros, sin dejar de hacer fotos y procurando no perderme ningún detalle, voy haciendo camino y amigos. A mitad de la etapa ya ha dejado de llover por completo y empiezo a disfrutar de los maravillosos paisajes. El camino se hace muy bien, por buenas pistas forestales o caminos muy bien señalizados. Es una etapa con constantes sube y baja y con una pronunciada bajada hasta Zubiri, por un camino muy pedregoso, embarrado y resbaladizo por la lluvia caída.
Pero llego al final de la etapa, a Zubiri, totalmente satisfecha. El primer día, la primera etapa, los primeros kilómetros de los casi 800 que me separaban de Santiago... superado con éxito.
Puente de la Rabia, en Zubiri |
Tal vez os preguntaréis por uno de los temas más recurrentes del Camino... ¿Qué tal los pies? ¿Alguna ampolla? ¿Dolor? Al fin y al cabo, los pies son los que soportarán mi peso y el de la mochila, la tortura de los caminos pedregosos, y los que me tienen que llevar, paso a paso, hasta el final. Bueno... la respuesta es que ampollas no, pero dolor sí, y bastante. Pero el dolor de pies ya me lo traje al Camino des de casa. Uso plantillas ortopédicas, tengo juanetes, dedos en forma de garra, espolón y pies palmeados. ¡Casi nada! Nada que no se pueda resolver con calmantes y antiinflamatorios, en fin, que al que inventó el Ibuprofeno habría que hacerle un monumento en cada final de etapa...
Me alojo en el Albergue Municipal de Zubiri, sin complicaciones. Muy buen albergue. Lo recomiendo. Si le queréis echar un ojo, clic en el enlace...
Albergue de Peregrinos de Zubiri
Llego sobre las dos del medio día. Des del primer día, mi paso es lento y no llego a destino antes de las dos, dos y media. Me paro mucho a observar el paisaje, hacer fotos, visitar alguna iglesia o monumento. Me gusta impregnarme del ambiente de los pueblos, sus gentes, charlar con lugareños y con los peregrinos... mi objetivo es vivir el Camino en toda su esencia.
Llego al albergue, me inscribo y procuro adoptar una rutina que pueda seguir todos los días: ducha, ropa limpia, lavar y tender lo que esté sucio, y salir a comer, visitar lo interesante del pueblo, y comprar algo de víveres para la noche y mañana.
Y debo tener muy presente que a las diez de la noche cierran puertas y luces en los albergues públicos, por lo tanto tengo que estar dentro y preparada para dormir...
Muy importante. Cuando ya acabo mis tareas rutinarias, llamo a mi chico para comentar cómo ha ido esta primera jornada. Él va a empezar el Camino de la Plata en pocos días. Lo tenemos calculado así para coincidir los dos en Santiago de Compostela el día 28 de mayo.
Toca descansar. Mañana más.
Ultreia et Suseia!
Siguiendo tus relatos,🤗 me encanta,espero los siguientes .
ResponderEliminar