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Ya el primer día el Camino nos sorprende con bosques casi mágicos.

Para los amantes de la arquitectura... auténticas joyas arquitectónicas, cómo ésta, la Iglesia de San Martín de Tours, en Frómista. Una de las muchas maravillas que vamos a encontrar.

Hacer el Camino en solitario no significa ir solo. Siempre encontraremos a otros peregrinos para compartir el Camino cuando no deseemos andar solos.

Un Camino que parece no tener fin...

Las flechas nos guían y nos marcan el Camino...

Santiago de Compostela no es el final. Muy al contrario de lo que pueda parecer, Santiago de Compostela, o Fisterra si nos decidimos por llegar hasta el "Final de la Tierra", no son un final. Son el inicio de una nueva manera de ver la vida...

Todos podemos hacer el Camino, si sabemos cómo hacerlo.
Ultreia et Suseia!